miércoles, 14 de mayo de 2008

Ambulancias fosforescentes

A la puerta de la casa aguardaba una ambulancia fosforescente. Yo saqué las llaves del bolso y las balanceé en mi mano. ¿Venían a buscarme a mí? ¿A ti? Una enfermera introdujo un cuerpo en el interior del brillante cacharro con ruedas. Entré en el portal, cerré la puerta y llamé al ascensor. No sabía a quién habían venido a buscar esta vez. No sabía cuánto tardarían en venir a buscarme a mí. Pero vendrían. Si tenía un poco de suerte, una extraña con las llaves en la mano se preguntaría durante algunos minutos quién era yo, encendería el ordenador y lo escribiría en su blog. Sólo para preservar la memoria ajena en la gran Barcelona, este monstruo-metrópolis que tanto te desazona, sólo para dejar constancia escrita de que quizá alguien ha muerto hoy, y que nunca sabré quién es.


Decimos lo que queremos/

Queremos lo que decimos…

1 comentario:

reja dijo...

Exijo una bitácora diaria del uso y maluso de ese arremolino. Además de un reporte semanal sobre el trato que se le da a mi Roca (Marquitos).

Un beso grande y felicidades por el documental