martes, 9 de diciembre de 2008

Sed felices

Todas las quejas, todos los maullidos, toda la desesperación y la euforia y la decepción y la crónica pérdida de tiempo: perdidos. No importa: tengo cantidades industriales de todo eso. Con descuentos a mayoristas. La niña dice: necesito hibernar. Tiene razón. Todos deberíamos hibernar hasta que vengan tiempos mejores. Pero como no van a venir tiempos mejores, entonces lo único que queda por hacer es coger al toro por los cuernos y enfrentarse al vacío sideral con buena cara. Eso hago: al mal tiempo, buena cara. Señores, señoras, ármense de buenas caras y de sonrisas deslumbrantes porque se avecina la madre de todas las tormentas. Creo que en el fondo no me queda mucho más por hacer que dar las gracias por haber nacido en el puro vórtice del cambio, agarrarme al mástil del barco y tomarme los baches con alegría. Y malgastar mi tiempo en ocupaciones sin oficio ni beneficio porque total, qué más da. Si todos vamos a morir de cáncer y jodidamente solos, si no oís los latidos desaforados del mundo, si no os tiemblan las manos cuando pensáis en comportaros como personas maduras, bueno, entonces no os extrañéis si lo mandamos todo a tomar por culo con semejante diplomacia. Sed felices. Cobrad el paro mientras podáis. Y sobre todo, recordad esto: el salario mínimo es inembargable.

lunes, 4 de agosto de 2008

LA MOCHILA Y EL CURRICULUM

Este artículo de Pérez-Reverte ya tiene años pero está más vigente que nunca. Le voy a poner (otra) vela a la moreneta para que algún día los dioses del sol me iluminen y pueda escribir así. Entretanto, mejor leer el original.

Arturo Pérez Reverte

Domingo 22 de mayo de 2005.

Llueve a ratos, y Madrid está frío y desapacible. Pasan paraguas al otro lado del escaparate de la librería de mi amigo Antonio Méndez, el librero de la calle Mayor. Estamos allí de charla, fumando un pitillo rodeados de libros mientras Alberto, el empleado flaco, alto y tranquilo, que no ha leído una novela mía en su vida ni piensa hacerlo -«ni falta que me hace», suele gruñirme el cabrón- ordena las últimas novedades. En ésas entra un chico joven con una mochila a la espalda, y se queda un poco aparte, el aire tímido, esperando a que Antonio y yo hagamos una pausa en la conversación.

Al fin, en voz muy baja, le pregunta a Antonio si puede dejarle un currículum. Claro, responde el librero. Déjamelo. Y entonces el chico saca de la mochila un mazo de folios, cada uno con su foto de carnet grapada, y le entrega uno. Muchas gracias, murmura, con la misma timidez de antes.

Si alguna vez tiene trabajo para mí, empieza a decir. Luego se calla. Sonríe un poco, lo mete todo de nuevo en la mochila y sale a la calle, bajo la lluvia.

Antonio me mira, grave. Vienen por docenas, dice. Chicos y chicas jóvenes. Cada uno con su currículum. Y no puedes imaginarte de qué nivel. Licenciados en esto y aquello, cursos en el extranjero, idiomas. Y ya ves. Hay que joderse.

Le cojo el folio de la mano. Fulano de Tal, nacido en 1976. Licenciado en Historia, cursos de esto y lo otro en París y en Italia. Tres idiomas. Lugares, empresas, fechas. Cuento hasta siete trabajos basura, de ésos de tres o seis meses y luego a la calle. Miro la foto de carnet: un apunte de sonrisa, mirada confiada, tal vez de esperanza. Luego echo un vistazo al otro lado del escaparate, pero el joven ha desaparecido ya entre los paraguas, bajo la lluvia.

Estará, supongo, entrando en otras tiendas, en otras librerías o en donde sea, sacando su conmovedor currículum de la mochila. Le devuelvo el papel a Antonio, que se encoge de hombros, impotente, y lo guarda en un cajón.

Él mismo tuvo que despedir hace poco a un empleado, incapaz de pagar dos sueldos tal y como está el patio. Antes de que cierre el cajón, alcanzo a ver más fotos de carnet grapadas a folios:

chicos y chicas jóvenes con la misma mirada y la misma sonrisa a punto de borrárseles de la boca. España va bien y todo eso, me digo. La puta España. De pronto la tristeza se me desliza dentro como gotas frías, y el día se vuelve más desapacible y gris. Qué estamos haciendo con ellos, Maldita sea. Con estos chicos.

Antonio me mira y enciende otro cigarrillo. Sé que piensa lo mismo. En qué estamos convirtiendo a todos esos jóvenes de la mochila, que tras la ilusión de unos estudios y una carrera, tras los sueños y el esfuerzo, se ven recorriendo la calle repartiendo currículum en los que dejan los últimos restos de esperanza Licenciados en Historia o en lo que sea, ocho años de EGB, cinco de formación profesional, cursos, sacríficios personales y familiares para aprender idiomas en academias que quiebran y te dejan tirado tras pagar la matrícula. Indefensión, trampas, ratoneras sin salida, empresarios sin escrúpulos que te exprimen antes de devolverte a la calle, políticos que miran hacia otro lado o lo adornan de bonito, sindicatos con más demagogia y apoltronamiento que vergüenza. Trabajos basura, desempleos basura, currículums basura. Y cuando el milagro se produce, es con la exigencia de que estés dispuesto a todo: puta de taller, puta de empresa, boca cerrada para sobrevivir hasta que te echen; y si tienes buen culo, a ser posible, deja que el jefe te lo sobe. Aún así, chaval, chavala, tienes que dar las gracias por los cambios de turno arbitrarios, los fines de semana trabajados, las seiscientas horas extras al año de las que sólo ochenta figuran como tales en la nómina. Y si encima pretendes mantener una familia y pagar un piso date con un canto en los dientes de que no te sodomicen gratis. Flexibilidad laboral, lo llaman Y gracias a la flexibilidad de los cojones se han generado, dice el portavoz gubernamental de turno tropecientos mil empleos más, y somos luz y fan de Europa. Guau. Gracias a eso, también, un chaval de veintipocos años puede disfrutar de la excitante experiencia de conocer ocho empleos de chichinabo en tres o cuatro años, y al cabo verse el la calle con la mochila, buscándose la vida bajo la, lluvia.

Partiendo una y otra vez de cero. Flexibilidad laboral. Rediós. Cuánto eufemismo y cuánta mierda. A ver qué pasa cuando, de tanto flexionarlo, se rompa el tinglado y se vaya todo al carajo, y en vez de currículums lo que ese chico lleve en la mochila sean cócteles molotov.

miércoles, 2 de julio de 2008

Republicana de tercera

Pido un café con leche en un bar y despliego El País. Estarán contentos los editores del (no tan) ilustre periódico socialista: han perdido a un fiel cliente, pero han ganado una joven lectora. Mal que bien pertenezco a la generación digital, y por más que no suela comprar la edición analógica, esa que cruje entre los dedos y que huele a noticia recién inventada, al menos los sigo a diario por internet. Y no anda el horno para bollos como para despreciar la fidelización de nuevos lectores. Lo hago, la verdad, por puro masoquismo. Me alegraría leer a Haro Tecglen, ese señor (me corrijo, ese monstruo) cuyos escritos no entendí hasta que fue demasiado tarde para todos: para él, que murió y dejó vacía su columna (y el periódico), para mi padre, que lo siguió durante años y al fin murió también, quien sabe si de cáncer o de aburrimiento por la falta de los brillantes escritos del niño republicano, y para mi, que me quedé sin ninguno de los dos para consolarme. En verdad creo que mi miseria sería un poco menos miserable si al menos pudiera leer a Tecglen –ahora que por fin lo entiendo-, aprender de él lo que no estuve a tiempo de aprender de mi padre, pero no hay modo, los dos se han ido y tal vez ahora maten el tiempo en algún cielo en el que ninguno de los dos creía, o más posiblemente en algún café republicano mientras comentan las olvidadas épocas de la postguerra. Ahora –tarde ya, maldita sea, demasiado tarde- entiendo que Tecglen buscaba con sus artículos lo mismo que mi padre con sus historias: conservar viva la memoria de la Segunda República. Memoria para cuya destrucción se han destinado millones de pesetas, y de euros, y de horas de silencio. Setenta años han pasado ya desde que naciera mi padre, setenta años desde que el último baluarte de la República se hundiese, y todavía seguimos igual; no aplica la frase de “ni olvido ni perdón”, porque lo cierto es que olvido hay, y mucho, y perdón quién sabe, en fin, ya deben estar todos los rojos muertos (¿cuántos quedan? que levanten la mano), y si no lo están poco le falta. El olvido se cuenta por millares: por millares de cuerpos desaparecidos, nunca devueltos. Quisiera pensar que las historias de mi padre no fueron en vano, que consiguió meterme en la cabeza que nos robaron una república que él conocía sólo de segunda mano. Yo la conozco de tercera, pero harán falta aún muchas generaciones para borrar de nuestra memoria que ese gobierno fue nuestro, que nos lo robaron vilmente, no se si con nocturnidad pero con alevosía seguro, y que nunca ha sido restituído. Hoy, si Tecglen estuviera vivo, me gustaría mandarle una carta diciéndole que no se apure, que aún quedamos unos cuantos para mantener el cuento vivo, para contarle a nuestros hijos -si es que algún día encontramos trabajo para poder tenerlos sin el justo temor a que se mueran de hambre- que de transición a la democracia nada (¡ladrones!). Tecglen no está ya, su espacio quedó vacío, y queda un poco más vacío cada día que no escribe en él. Mi padre se fue y sus pinceles y pinturas acumulan polvo, de su boca ya no saldrán más cuentos ni de sus manos manifiestos anarquistas. Quizá sea poco que ofrecer a cambio, pero quedo yo, pobre como soy, sin ningún talento para dibujar y el justito para escribir; joven, precaria, y además, por si todo ello no fuera bastante, mujer. Anarquista de segunda, republicana de tercera, pero contestataria e inconforme por mérito propio. Hoy abro El País por el final, doy un sorbo al café y me doy a la interminable e inútil tarea de recomponer mentalmente la columna de Tecglen. (Perdón por la falta de estilo, pare. Hago lo que puedo).

martes, 24 de junio de 2008

Sin Título 1

"...Y mientras yo me pierdo en este juego sin final, el mundo sigue y sigue, las ediciones de El País se suceden y no notan que les falta un lector, pasan dos días, es impensable, cinco días, diez días, veinte días, es San Juan, la ciudad ruge de fiesta, pero alguien falta, abro el buzón en busca de cartas. Pero ya no hay más cartas. No habrá cartas nunca más..."

sábado, 31 de mayo de 2008

...



¿Murió? Sólo sabemos
que se nos fue por una senda clara
diciéndonos: Hacedme
un duelo de labores y esperanzas.
Sed buenos y no más, sed lo que he sido
entre vosotros: alma.
Vivid, la vida sigue
los muertos mueren y las sombras pasan
lleva quien deja y vive el que ha vivido.

!Yunques sonad; enmudeced campanas!

[A.Machado]

miércoles, 28 de mayo de 2008

El tesoro

Como prefiero no pensar en la vida real os dejo con una noticia de ciencia ficción:

El Gobierno de Indonesia ha anunciado hoy que su país se retirará antes de 2009 de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) al haberse convertido en un importador neto de crudo en los últimos años, según ha confirmado hoy el ministro indonesio del ramo, Purmono Yusgiantoro, después de que su presidente, Susilo Bambang Yudhoyono, anunciara a principios de mayo que estudiaban esta posibilidad tras 46 años en el organismo.

Indonesia, el único estado del sudeste asiático presente en el cartel petrolero, produjo en abril 854.000 barriles de crudo al día, menos de la mitad del rendimiento diario del país hace una década y por debajo de la cuota mínima de producción de la OPEP, fijada en los 1,3 millones de barriles diarios.

En este sentido, los expertos atribuyen la caída de la producción a la falta de inversiones en el sector energético, lo que ha impedido mejorar la eficiencia de las explotaciones actuales y explorar nuevos yacimientos.

La inestabilidad y opacidad del sistema legal de Indonesia y la corrupción también han perjudicado la producción petrolífera de la nación.

A pesar del cambio de productor a importador neto, el Gobierno trabaja en aumentar la producción de crudo y gas natural, especialmente en la actual coyuntura económica de alza de los precios de la energía.

En este sentido, el Ejecutivo firmó ayer cinco contratos de exploración de crudo y gas natural con varias petroleras internacioales, entre ellas la italiana ENI, la malasia Petronas y la china CNOOC. Además, las autoridades sacarán en junio a subasta pública los derechos de exploración en otras 25 parcelas del país.

[El País, 28 de Mayo de 2008]

Vaya, vaya...¿de qué me suena esta nomenclatura? "Corrupción", "Opacidad", "Falta de inversión"...claro, lo que hay que hacer es vender el país a las empresas extranjeras. A "El País" debería caérsele la cara de vergüenza por venderse así. Y aún se atreven a llamarse socialistas. Indonesia, como México: esclavos del Banco Mundial, ¡País en Subasta, vengan y vean, vengan y compren, vendemos parcelas, regalamos petróleo!

miércoles, 21 de mayo de 2008

Entre las tripas

En el estanque artificial flotaba una paloma muerta. Es un estanque muy triste coronado por una escultura en forma de llama -o de tupé de Tintín- que emerge de las aguas. A la paloma le faltaba la cabeza y tenía el tórax desgarrado en dos. Dentro se veía todo rojo, y a los lados había una hilera de diminutas costillas. Luego me fijé mejor y vi la enorme gaviota que regresaba a su presa. La gaviota cayó en picado sobre el cadáver. Tenía el pico manchado de sangre y lo hundió entre las costillas de la paloma muerta para seguir hurgando, buscando, porque siempre hay que seguir buscándose la vida, ¿no es cierto? Aunque sea entre las tripas de una paloma.


miércoles, 14 de mayo de 2008

Ambulancias fosforescentes

A la puerta de la casa aguardaba una ambulancia fosforescente. Yo saqué las llaves del bolso y las balanceé en mi mano. ¿Venían a buscarme a mí? ¿A ti? Una enfermera introdujo un cuerpo en el interior del brillante cacharro con ruedas. Entré en el portal, cerré la puerta y llamé al ascensor. No sabía a quién habían venido a buscar esta vez. No sabía cuánto tardarían en venir a buscarme a mí. Pero vendrían. Si tenía un poco de suerte, una extraña con las llaves en la mano se preguntaría durante algunos minutos quién era yo, encendería el ordenador y lo escribiría en su blog. Sólo para preservar la memoria ajena en la gran Barcelona, este monstruo-metrópolis que tanto te desazona, sólo para dejar constancia escrita de que quizá alguien ha muerto hoy, y que nunca sabré quién es.


Decimos lo que queremos/

Queremos lo que decimos…

martes, 13 de mayo de 2008

PEATÓN

En un cruce de peatones había una advertencia pintada sobre el suelo con grandes letras blancas: ¡VIGILA! ¡UNO DE CADA TRES MUERTOS EN ACCIDENTE DE TRÁFICO ES UN PEATÓN! ¡TODOS SOMOS PEATONES!


Me espantó tanto la lectura de la advertencia que casi se me lleva un coche.

lunes, 28 de abril de 2008

España va mal. Esta tarde estaba en casa, a punto de salir a dar esas clases particulares que cobro a precio de señora de la limpieza. Suena el timbre. El de la puerta. Nos miramos ¿quién será? ¿Será que el casero ya ha descubierto que hay dos mugrosos viviendo en la pajarera que le alquiló a mi padre? Abro. Me encuentro frente a un chaval de mi edad, enfundado en un traje gris que seguramente es de su padre, agarrado a una cartera, nervioso.

CHAVAL:

Perdona que te moleste: ¿te gusta leer?

YO:

Mucho. Pero tengo un trabajo de mierda y no me alcanza para afiliarme al Club de Lectores.

El Chaval se queda en blanco un momento. Parece triste.

CHAVAL:

Vaya…qué directa, ya te la sabes, qué puedo decir…perdona…¿pero si te gusta leer?

YO:

Si pero me compro los libros de segunda mano o los saco de la biblioteca.

CHAVAL:

O en el mercat de Sant Antoni, allí hay buenos libros también

YO:

Si que los hay.

CHAVAL:

¿No tienes trabajo?

YO:

Tengo un trabajo ilegal que paga una mierda. Lo siento. De verdad que no tengo dinero para comprarte una suscripción. Me gustaría, pero no puedo.

CHAVAL:

Vale. Perdón. De todas formas nadie me compra.

YO:

No pasa nada. Cuando bajes acuérdate que para salir hay que apretar un botoncito que hay a mano derecha que hace tzzzzzt y se abre la puerta. Suerte.

CHAVAL:

Gracias.

Cierro la puerta. El Chaval era muy tierno. Pobrecito. Me recordaba a un actor. Me recordaba al Marc con el cortaúñas, la misma expresión inocente y perdida. Tendría que haberle invitado a una cerveza. De repente, vuelve a sonar el timbre.

CHAVAL (off):

Soy yo otra vez, perdón

YO:

¿Si?

CHAVAL:

¿Has dicho que no tenías trabajo?

YO:

He dicho que tenía un trabajo ilegal.

CHAVAL:

Si quieres…quiero decir…no es que te lo recomiende, es un trabajo de mierda, pero si te hace mucha falta pues al menos te pagan las dietas. Te da para comer un menú barato tipo de 5 euros. Y los dos primeros meses te pagan 800 euros aunque no vendas…bueno, dicen 800 pero en realidad son 600 euros. Pero es mejor que nada. Si lo necesitas, quiero decir.

Me lo quedo mirando algo flipada. Esa no me la esperaba. ¿Quién es el pobrecito ahora?

YO:

Gracias por decírmelo. De verdad. Pero sería muy mala comercial. No vendería ni un libro.

CHAVAL:

De verdad, si quieres, tengo por aquí unos formularios, no los he rellenado nunca pero en fin…es un trabajo horrible, pero…

YO:

Ya, gracias. Mucha suerte.

CHAVAL:

Vale. Solo era por si…por si te hacía falta…adiós.

YO:

Adiós.

Cierro la puerta. Ahora si que totalmente le tenía que haber dicho que pasase a tomarse una cerveza e involucrarlo en mis planes revolucionarios. No porque me lo quisiese ligar, eh. Es que de repente ver algo de humanidad me dio tanta tristeza y alegría a la vez que casi me echo a llorar. Como si el mundo no estuviese perdido, aún. No está perdido cuando un miserable le ofrece ayuda a otro miserable. España va como el culo, pero al menos aún sentimos piedad unos por otros. Creo que hoy mis pensamientos se resumen en:


viernes, 25 de abril de 2008

where I want to be

Todo el mundo es tan guapo en primavera. Los escotes se abren como flores y las flores…bueno, en realidad no hay flores, sólo hay tetas semi cubiertas. ¿Y alguien sabe por qué mierdas el diccionario de word no reconoce la palabra “teta”? Me miro en el espejo. No me gusta mirarme al espejo. No me gusta lo que veo. La verdad es que no me gusto mucho pero intento pensarlo lo menos posible porque en general vendo esa filosofía de que el exterior no importa. Pero es que toda filosofía nace de la necesidad de superar nuestras propias incongruencias y ésta, ésta también. Cierro los ojos y me imagino cumpliendo 24 años, luego 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 40, 41, 42, 43, 44, 45, 46, 47, me salto los 48 y paso directamente a los 49, 50, luego 51, 52, 53, 54, 55, 56, 57, 58, 59, 60. A los 60 paro porque empiezo a sentir una molesta artritis trepando por mis articulaciones y el frío aliento de la muerte soplándome en la nuca. Uno por uno los visualizo e intento imaginar los cambios en mi cuerpo y en mi percepción del mundo. Creo que lo consigo con bastante precisión. Tengo una idea. Qué tal si comienzo a tomarme una fotografía en cada cumpleaños. ¿Desnuda? Bueno. Quiero seguir al detalle la morbosa decadencia del cuerpo humano. Voy preparando la cámara. ¿Llamo a mi fotógrafa o mejor aprendo a programar la cámara? No te emociones. No te va a servir de trabajo de final de carrera, necesitarías 60 años extras.

Hoy me quedo pensando en Anne Frank y en que tal vez podríamos declararla patrona de los bloggers. Tal vez ya lo es y nunca me enteré. Pero a veces escribiendo así a lo loco, picando un poco de aquí y un poco de allá, siento que así hizo ella, escribir sobre nada, escribir sobre todo, morir cada día un poco mientras se iba asfixiando en un ático. Eso porque han encontrado una postal de Anne Frank y se ha armado un revuelo de anticuarios en algún lugar de Holanda llamado Naarden, que significa Nardos, eso es, sí, nardo como la flor. Anna Frank está muerta y yo soy tan morbosa que aproveché para llevarme un libro de fotos del holocausto cuando Maya se fue de su casa y regaló todos sus muebles. La gente siempre coge los muebles y deja los libros. Que por cierto el holocausto en realidad me la trae bastante floja, lo que pasa es que soy una morbosa inaguantable y a eso de ver fotografías de pisapapeles hechos con cabezas humanas no quiero ni puedo resistirme. Dejé de ser pro-europa en el mismo instante en que puse los pies fuera del continente blindado, y comencé a ser anti-semita el día que conocí al primer judío. Anti-europea y anti-semita, ya solo me falta ser comunista para que me envíen la bala de mi ejecución por correo certificado. Firme aquí, por favor.

Algún día hablaremos de judíos en serio, pero a lo que iba es a que en ese libro, el de las fotografías con pisapapeles hechos de cabezas humanas, en ese libro leí que en tal y cual campo de concentración habían hecho una fosa común y apilado algunos cuerpos más de los previstos, de manera que hacía como montañita, lo cubrieron de tierra (cerrito artificial) y se ve que lo que pasa cuando haces eso es que al descomponerse los cuerpos el cerrito se convierte en cráter y por el cráter va supurando una especie de aceite negro y espeso. Por los cuerpos en descomposición y tal. Tan estúpida soy que no me había dado cuenta antes que de eso está hecho el petróleo, de cuerpos descompuestos y prensados durante muchos, muchos años. Y los biocombustibles, que están hechos de plantitas. Y por qué no usar los cuerpos muertos para hacer energía. Puestos a ser perversos y a usar de combustible la comida que deberían estarse comiendo los que la produjeron, por qué no usar a los niños muertos de hambre para arrancar nuestros coches. ¿Cuántos humanos hay sobre la tierra? ¿Cuántos muertos hay bajo ella?

Algunos gilipollas piensan que decir estas cosas es ser indecente o irrespetuoso o cualquiera de esos adverbios que empiezan por i-. También hay muchos imbéciles globalizados que de verdad creen que las obras de Coelho son equiparables o incluso superan a las de García Márquez. ¿Y qué vas a decirles? ¿Qué cada quien tiene el derecho a opinar lo que quiera? Por supuesto. Eso no quita que algunas opiniones sean autenticas tonterías. Lo que quiero decir, en realidad, es que me entristece que el mundo se insista en negar la profunda mala leche que supone el uso de los biocombustibles. Y puestos a cometer irreverencias, mejor destilamos a los muertos que a los vivos. Me huele a chamusquina lo del racionamiento de arroz. Me huele a que los biocombustibles nos están empezando a pasar factura. Aunque nunca salgan en la prensa, están ahí, detrás de las exportaciones masivas de soja. ¿Y de las de arroz? Yo qué se. Tal vez si, tal vez no.

¿Y qué vas a hacer? ¿Qué puedes hacer? ¿Acopio de arroz? ¿Convertir tu –poco- dinero a libras? ¿Tener tu pasaporte a mano? ¿Dejar de sentir el flujo de la paranoia y vivir felizmente incomprometida como todos los demás? ¿Tener miedo? No tengo miedo. Vendrán tiempos oscuros, mi amor. Los he leído en mis sueños desde siempre. Es un error pensar que todo lo terrible ha quedado atrás. Es un error pensar que la guerra ha acabado. La guerra no acaba nunca, sólo concede treguas para que ambos bandos se armen hasta los dientes. El periódico se parece cada vez a mis sueños. Quizá por eso ahora leo el periódico. Nunca me ha gustado leer el periódico, es algo horrible, siempre te deja con esa sensación de resaca entre los dedos. Pero ahora se parece a mi novela de ciencia ficción y leo las líneas del guión. Ese guión, cualquier guión, cualquier historia: siempre ascendente, siempre avanzando hacia delante y acumulando símbolos cada vez más poderosos. Y cuando un símbolo ha crecido lo suficiente, está listo ya para que la gente comience a morir por él. Escuela de símbolos. Laboratorio del guión. Mide tus pasos con cuidado. No soy apocalíptica, soy rupturista. O sea que no preveo el Apocalipsis, sino una ruptura. Y las rupturas sangran. Por eso te digo, escucha el viento, lee el periódico, ve crecer los símbolos, prevee el desenlace. Como si fuese un guión. Pero da igual. Tiempos oscuros o iluminados: tú eres donde quiero estar.

{Que no quiero ser una casandra cualquiera, joder}

viernes, 11 de abril de 2008

El origen de la lluvia

Bloguear por la tarde. Navegar a la deriva a través del Mar de la Niebla. Mirar las cajitas apiladas donde vivimos. Liar un cigarrillo, lavar dos platos, contemplar tres libros sin decidirse. ¿Abrirlos? ¿Leerlos? ¿Fugarse? ¿A dónde?

Si os adentráis en la jungla de Travessera de Gracia veréis al ser humano saliendo de su crisálida. Veréis las botas altas, los modelos minimalistas de corte japonés, las blusas de seda brillante, los sombreros de diseño, los abrigos de primavera.

Porque el gran triunfo consiste en que el escaparate logre escapar de su prisión de cristal y que cada uno de nosotros sea un maniquí. Y lo que más me fascina es saber cómo lo hacéis para poder pagar todo esto.


No estoy triste porque llueva.

Llueve porque estoy triste.

lunes, 7 de abril de 2008

Cuento polar

[entrada temporalment suprimida per questions del concepte "no editat"...]

sábado, 5 de abril de 2008

Luz

¿Cómo mandas el mundo a la mierda? El mundo puede deshacerse de ti cuando quiera, pero ¿al revés?

Hoy he sentido el cliché de la primavera abriéndose paso a través de mi cáscara deshecha. La luz, bendito cambio horario que nos halagas con más sol y evaporas las lágrimas frustradas de gente como yo. Hoy podría adorar el sol y el cielo de colores que ondea sobre la especulación en forma de grúas y antenas, que ondea sobre la inflación creciente con rostro de todas las cosas que desearías comprar. (Paréntesis: el mayor triunfo de toda esta mierda seguramente es que pese a lo mucho que te jode, todavía te quedan ganas de comprar). Pero es que hoy la primavera avanza pese a tanta muerte, pese a tanto olvido, pese a todo, chilla de alegría porque es libre y nadie puede venderla, o comprarla, o alquilarla. Porque existe la primavera los desgraciados sonreirán unos instantes y serán menos infelices. Hermoso, hermoso cliché que tal vez consiga devolvernos de nuevo las ganas de seguir siendo como somos.

Desde la terraza veo los nidos donde los mortales gastan su existencia. Diminutas cuevas de objetos amontonados –pero yo no me peleo con mi novio-. Castillos en el aire de cosas, y cosas, y más cosas. ¿No vamos a perder nunca las ganas de estrenar objetos? Yo no me peleo, y soy feliz por eso, porque tenemos la primavera y teclados con los que avanzar centímetros sobre los infinitos kilómetros que quedan por recorrer. Tal vez algún día consiga atrapar mi vida en una frase. Entretanto, que vuelva la primavera cada año, porque hoy lo siento así de claro, que la primavera es un regalo para los miserables, para los desesperados y los desesperanzados, para los pobres, para los que sufren, dios, o quien sea, nos regala la primavera. Y nosotros la gastamos, la bebemos, la comemos, la acariciamos y la anunciamos, y podemos decirle al mundo, esta primavera es nuestra, jódete, porque no puedes rentabilizarla.


Nuestro pequeño cliché, porque soy cursi, y no me da vergüenza afirmarlo.

viernes, 4 de abril de 2008

historias de amor y fuga

Enfrentada con, y vapuleada por las hordas psicóticas de una realidad sin fronteras, sin el bendito refugio de un 9to5 para, por dios, dejar de pensar, dejar de percibir la dureza de un mundo absurdo cuyos principios debieron perderse en alguno de los cientos de millones de comunicados internos que aturden las líneas de la información. Se que en algún momento escribí cosas hermosas, bellos fragmentos planetarios que parecían tener algún sentido más allá de la obvia y omnipresente falta de sentido global. Ya has perdido la esperanza de que alguien te lea y al leerte sienta algo, y escribes en la soledad de una jaula de vidrio desde donde ves cientos de alegres soledades cada día. Ya no escribes para alguien, o para nadie, apenas para ti misma, ya no puedes escapar a la certeza de ser un daño colateral en esta guerra terrible de signos sin significado.

¿Escogiste ser así? ¿Naciste así? ¿Te criaron así? Tienes esa despiadada intuición que, como en ese libro, Never Let Me Go –que te gustó, ¡y cómo dosificas tus lecturas de ciencia ficción, pensando que cada una que lees es una menos que te queda por leer!- fuiste criada en una maravillosa burbuja, en un paraíso diseñado a tu medida para luego ser vendida al brutal mercado de órganos. ¿Sirvió de algo? ¿Te consolará tener bellas memorias cuando estés sobre la mesa del quirófano? No puedes culpar a nadie por ello. Tenía que ser así. Tus padres te protegieron, y siguen protegiéndote, pero la coraza de amor ya no resiste los embates de la realidad. Serás vendida, porque tenía que ser así, vendida al mejor postor en base a tus muy subjetivas cualidades. ¿Y no es eso triste? Puedes resistirte, puedes negarte –¿para qué?-. Ellos saben que tarde o temprano acudirás a sus puertas para mendigarles un pedazo de pan, y te esperan con esa sarcástica sonrisa que caracteriza a los que están del bando ganador. Yo nací del lado de los que siempre pierden. La gente pasa y pasa, la gente relativiza todo, ¿son acaso más felices? ¿Sois más felices así? Dicen que si, pero yo no los creo. Debajo de cada mirada hay una sombra de vergüenza, y en cada vergüenza, una voluntad doblegada.

Mi voluntad no quiere doblegarse aún. Mi voluntad se resiste y pelea y muerde y da inútiles patadas al aire. Me imagino las sombras corporativas, rodeándome en silencio, sin rostro, estrechando el cerco sin decir nunca nada, esperando, siempre esperando a que me rinda. Y tienen tiempo. Todo el tiempo del mundo. Y yo no tengo tiempo: mi tiempo es un goteo de euros en una cuenta bancaria que baja y baja y baja. Cuando la sed sea irresistible, ellos lo saben, acudiré a beber el agua envenenada de su mano. Agua de la que no quita la sed. Como un perro. No como una persona. Como un puto perro de trineo que corre tras la zanahoria.

Soy acaso demasiado joven para pensar en estas cosas. Debería estar fuera, divirtiéndome. También fuera veo las sombras de una civilización decadente y mi corazoncito optimista se empequeñece de espanto. Nunca debí poner mis ojos sobre los documentos que prueban lo que intuyo. Nunca. ¿De qué sirve saber, cuando no puedes hacer nada para protegerte? ¿Se irá la rabia algún día? ¿Quedará algo después de la rabia?

{Acaso solo escribir historias de amor y fuga}

jueves, 27 de marzo de 2008

Estrellas

Un dolor agudísimo se instaló, vibrante, en el interior de su cráneo. Era un dolor que arrasaba todo a su paso: palabras, imágenes, deseos, contradicciones. Ardiente y violento, el agónico latigazo se hizo un hueco en su cerebro y floreció en largos e inacabables pétalos.

Sintió la rabia y furia. La vieja rabia. La vieja furia. Compañeras de toda una vida que la habían arrullado desde el día en que había abierto los ojos a un mundo asqueroso. Antes de abrir los ojos no había habido dolor, ni flores agónicas de largos e inacabables pétalos. Antes sólo había habido el lento fluir de las tardes –hermosas tardes-, el tibio crujir de días de libros y láminas de colores, las palabras libres, flotando por doquier, palabras acompañándola suavemente por las calles cubiertas de hojas secas.

Vieja rabia, vieja furia, impotencia de saberse perdida a posta, acompañada de tan débiles armaduras. Todo lo que había elucubrado se había cumplido. Si hubiese hecho una quiniela, habría hecho el quince. Había caminado por un mundo de alucinaciones, nombrándolas a su paso, sin que nadie jamás se voltease a ver. Era difícil sortear las luces de colores que vosotros creéis realidades completas.

Ahora se odiaba por haber perdido la única libertad que le es dada al ser humano: la de rebelarse y morir. Porque quien ama y es amado renuncia a la salvaje ilusión de ser libre y morir –querer morir no es una contradicción, amigo camus-. Querer morir es querer dejar atrás el cuerpo y las cadenas de un deambular eterno. Es zafarse de las cuerdas que nos atan a la lógica (ilógica), a la rutina (descontrolada), a los prejuicios y a los juicios que nos nublan la vista cada día un poco más. Querer morir es afirmar la vida –una vida pura, intocada, incontaminada por las mentiras-. Cuanto más deseaba morir, más amaba la vida –pero no esta vida, sino lo que debería haber sido-. Querría haberse librado del fastidio de una existencia nebulosa y fantasmagórica y vivir plenamente. Porque la vida es lo más valioso que tenemos, y quitárnosla es el acto más sublime, más exquisito, más tierno. Es casi como ser dios.

A esa libertad renuncias al amar. El placer de imaginar tu muerte se convierte en una fantasía perversa, secreta, vergonzosa. Porque has entregado tu vida, y con ella, tu muerte. Y solo te quedará la nostalgia de imaginar con cruel precisión la cuerda que se balancea o, para los afortunados con bañera en casa, la sangre en el agua, y el agua en la sangre, disolviéndose…

Y renuncias a emprender tu viaje a las estrellas, a desprenderse de este cuerpo que pesa para volver a casa a contemplar puestas de sol. Tus cadenas, que quiero, me alejan cada día más del firmamento y me anclan en un mundo horrendo, y sin embargo, sobre ellas bailo y canto y doy piruetas, y soy la equilibrista sonámbula, y a ellas me agarro para no caer en el abismo sin fondo de los días perdidos, y ellas me agarran para que un día, sin querer, no me eche a volar hacia las estrellas rumbo a mi pequeño planeta.