viernes, 25 de abril de 2008

where I want to be

Todo el mundo es tan guapo en primavera. Los escotes se abren como flores y las flores…bueno, en realidad no hay flores, sólo hay tetas semi cubiertas. ¿Y alguien sabe por qué mierdas el diccionario de word no reconoce la palabra “teta”? Me miro en el espejo. No me gusta mirarme al espejo. No me gusta lo que veo. La verdad es que no me gusto mucho pero intento pensarlo lo menos posible porque en general vendo esa filosofía de que el exterior no importa. Pero es que toda filosofía nace de la necesidad de superar nuestras propias incongruencias y ésta, ésta también. Cierro los ojos y me imagino cumpliendo 24 años, luego 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 40, 41, 42, 43, 44, 45, 46, 47, me salto los 48 y paso directamente a los 49, 50, luego 51, 52, 53, 54, 55, 56, 57, 58, 59, 60. A los 60 paro porque empiezo a sentir una molesta artritis trepando por mis articulaciones y el frío aliento de la muerte soplándome en la nuca. Uno por uno los visualizo e intento imaginar los cambios en mi cuerpo y en mi percepción del mundo. Creo que lo consigo con bastante precisión. Tengo una idea. Qué tal si comienzo a tomarme una fotografía en cada cumpleaños. ¿Desnuda? Bueno. Quiero seguir al detalle la morbosa decadencia del cuerpo humano. Voy preparando la cámara. ¿Llamo a mi fotógrafa o mejor aprendo a programar la cámara? No te emociones. No te va a servir de trabajo de final de carrera, necesitarías 60 años extras.

Hoy me quedo pensando en Anne Frank y en que tal vez podríamos declararla patrona de los bloggers. Tal vez ya lo es y nunca me enteré. Pero a veces escribiendo así a lo loco, picando un poco de aquí y un poco de allá, siento que así hizo ella, escribir sobre nada, escribir sobre todo, morir cada día un poco mientras se iba asfixiando en un ático. Eso porque han encontrado una postal de Anne Frank y se ha armado un revuelo de anticuarios en algún lugar de Holanda llamado Naarden, que significa Nardos, eso es, sí, nardo como la flor. Anna Frank está muerta y yo soy tan morbosa que aproveché para llevarme un libro de fotos del holocausto cuando Maya se fue de su casa y regaló todos sus muebles. La gente siempre coge los muebles y deja los libros. Que por cierto el holocausto en realidad me la trae bastante floja, lo que pasa es que soy una morbosa inaguantable y a eso de ver fotografías de pisapapeles hechos con cabezas humanas no quiero ni puedo resistirme. Dejé de ser pro-europa en el mismo instante en que puse los pies fuera del continente blindado, y comencé a ser anti-semita el día que conocí al primer judío. Anti-europea y anti-semita, ya solo me falta ser comunista para que me envíen la bala de mi ejecución por correo certificado. Firme aquí, por favor.

Algún día hablaremos de judíos en serio, pero a lo que iba es a que en ese libro, el de las fotografías con pisapapeles hechos de cabezas humanas, en ese libro leí que en tal y cual campo de concentración habían hecho una fosa común y apilado algunos cuerpos más de los previstos, de manera que hacía como montañita, lo cubrieron de tierra (cerrito artificial) y se ve que lo que pasa cuando haces eso es que al descomponerse los cuerpos el cerrito se convierte en cráter y por el cráter va supurando una especie de aceite negro y espeso. Por los cuerpos en descomposición y tal. Tan estúpida soy que no me había dado cuenta antes que de eso está hecho el petróleo, de cuerpos descompuestos y prensados durante muchos, muchos años. Y los biocombustibles, que están hechos de plantitas. Y por qué no usar los cuerpos muertos para hacer energía. Puestos a ser perversos y a usar de combustible la comida que deberían estarse comiendo los que la produjeron, por qué no usar a los niños muertos de hambre para arrancar nuestros coches. ¿Cuántos humanos hay sobre la tierra? ¿Cuántos muertos hay bajo ella?

Algunos gilipollas piensan que decir estas cosas es ser indecente o irrespetuoso o cualquiera de esos adverbios que empiezan por i-. También hay muchos imbéciles globalizados que de verdad creen que las obras de Coelho son equiparables o incluso superan a las de García Márquez. ¿Y qué vas a decirles? ¿Qué cada quien tiene el derecho a opinar lo que quiera? Por supuesto. Eso no quita que algunas opiniones sean autenticas tonterías. Lo que quiero decir, en realidad, es que me entristece que el mundo se insista en negar la profunda mala leche que supone el uso de los biocombustibles. Y puestos a cometer irreverencias, mejor destilamos a los muertos que a los vivos. Me huele a chamusquina lo del racionamiento de arroz. Me huele a que los biocombustibles nos están empezando a pasar factura. Aunque nunca salgan en la prensa, están ahí, detrás de las exportaciones masivas de soja. ¿Y de las de arroz? Yo qué se. Tal vez si, tal vez no.

¿Y qué vas a hacer? ¿Qué puedes hacer? ¿Acopio de arroz? ¿Convertir tu –poco- dinero a libras? ¿Tener tu pasaporte a mano? ¿Dejar de sentir el flujo de la paranoia y vivir felizmente incomprometida como todos los demás? ¿Tener miedo? No tengo miedo. Vendrán tiempos oscuros, mi amor. Los he leído en mis sueños desde siempre. Es un error pensar que todo lo terrible ha quedado atrás. Es un error pensar que la guerra ha acabado. La guerra no acaba nunca, sólo concede treguas para que ambos bandos se armen hasta los dientes. El periódico se parece cada vez a mis sueños. Quizá por eso ahora leo el periódico. Nunca me ha gustado leer el periódico, es algo horrible, siempre te deja con esa sensación de resaca entre los dedos. Pero ahora se parece a mi novela de ciencia ficción y leo las líneas del guión. Ese guión, cualquier guión, cualquier historia: siempre ascendente, siempre avanzando hacia delante y acumulando símbolos cada vez más poderosos. Y cuando un símbolo ha crecido lo suficiente, está listo ya para que la gente comience a morir por él. Escuela de símbolos. Laboratorio del guión. Mide tus pasos con cuidado. No soy apocalíptica, soy rupturista. O sea que no preveo el Apocalipsis, sino una ruptura. Y las rupturas sangran. Por eso te digo, escucha el viento, lee el periódico, ve crecer los símbolos, prevee el desenlace. Como si fuese un guión. Pero da igual. Tiempos oscuros o iluminados: tú eres donde quiero estar.

{Que no quiero ser una casandra cualquiera, joder}

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