¿Cómo mandas el mundo a la mierda? El mundo puede deshacerse de ti cuando quiera, pero ¿al revés?
Desde la terraza veo los nidos donde los mortales gastan su existencia. Diminutas cuevas de objetos amontonados –pero yo no me peleo con mi novio-. Castillos en el aire de cosas, y cosas, y más cosas. ¿No vamos a perder nunca las ganas de estrenar objetos? Yo no me peleo, y soy feliz por eso, porque tenemos la primavera y teclados con los que avanzar centímetros sobre los infinitos kilómetros que quedan por recorrer. Tal vez algún día consiga atrapar mi vida en una frase. Entretanto, que vuelva la primavera cada año, porque hoy lo siento así de claro, que la primavera es un regalo para los miserables, para los desesperados y los desesperanzados, para los pobres, para los que sufren, dios, o quien sea, nos regala la primavera. Y nosotros la gastamos, la bebemos, la comemos, la acariciamos y la anunciamos, y podemos decirle al mundo, esta primavera es nuestra, jódete, porque no puedes rentabilizarla.
Nuestro pequeño cliché, porque soy cursi, y no me da vergüenza afirmarlo.
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:)
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